jueves, 26 de febrero de 2009

El ministro de justicia "cazado"

Bermejo dimite como ministro de Justicia

Abandona su cargo tras el malestar del Gobierno por participar en la cacería con Garzón, pero continuará como diputado







Esto es un ejemplo (EL PAÍS en este caso) de cómo amanecían los periódicos de toda España este lunes. Desde la semana pasada el ministro de justicia, Bermejo, había estado en “la palestra” debido, primero a la asistencia a una cacería con el juez de la Audiencia Baltasar Garzón quien investiga la trama corrupta vinculada al PP, y en segundo lugar porque más tarde se descubrió que el ministro estaba cazando sin la licencia que le permitía cazar en Andalucía. Será Francisco Caamaño, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes quien le relevará en el puesto.
Pero hasta aquí la parte meramente informativa. Este “error” del ministro les ha venido “de lujo” al Partido Popular que no ha desperdiciado la ocasión para criticar y hacer de este hecho un uso partidista, en primer lugar para alimentar aun más sus paranoias conspiratorias, y en segundo ¿para ganar votos? en las elecciones gallegas y vascas, ya que este discurso ha ocupado bastantes líneas en los discursos electorales.
Aunque también hay que reconocer que el descontento por los acontecimientos no venía solo por parte del PP, sino que dentro del PSOE, numerosas han sido las críticas a la actitud del ministro. Varios líderes, como el presidente del Congreso, José Bono, y el candidato socialista a lehendakari, Patxi López, han confirmado este fin de semana que la cacería en la que participó el ministro junto al juez Garzón no ha gustado al PSOE.
No obstante desde la aparición del “escándalo” el ministro afirmó que no dimitiría, y que seguiría al frente. Parece ser que finalmente la presión ejercida, en su propio partido (aunque esta bastante camuflada) y sobre todo la de la oposición han acabado con la fortaleza que nos vendía al principio, y finalmente ha dimitido. Desde mi punto de vista, mal hecho, y no porque tenga especial simpatía por el ministro sino porque el hecho de dimitir no es más que darles la razón a aquellos que lo criticaban. Pero bueno, todos sabemos que en la política muchas palabras son tabú, y si hay que ofrecer cabezas de turco para calmar al populacho, se hace.

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