jueves, 9 de abril de 2009

La televisión morbosa

Con tan solo 27 años, Jade Goody ha muerto, víctima de una enfermedad cruel. Pero lo ha hecho mediáticamente, permitiendo que su agonía se transmitiera casi en directo. Es la primera vez que en el terreno de la telerrealidad se llega tan lejos. Pero, ¿Hasta donde está dispuesta a llegar la audiencia? Y lo que es más grave aun ¿hasta dónde está dispuesta a llegar la televisión?

ANTES

DESPUÉS


El pasado día 22 de marzo, a las 3.55 de la madrugada, moría en Inglaterra Jade Goody, el fenómeno mediático más potente de los últimos años, y, probablemente, la concursante más polémica y más internacional de un programa de telerrealidad, en concreto Gran Hermano. Es la primera vez que se daba un acontecimiento de estas características en televisión, aunque los expertos auguran que no será el último. Definitivamente se ha roto la barrera de lo privado y lo público, dejando a un lado la rigurosidad informativa para dar paso al más puro morbo.

Una de las excusas que Jade había dado para justificar lo que hacia, era que una vez muerta dejaría cubiertos a sus hijos. Por tanto aquí entramos en uno de los debates. ¿De quién es la culpa? ¿Ella por vender su muerte? ¿Los medios por comprarla?


ANTECEDENTES EN ESPAÑA

El caso de Jude Goody ha marcado un antes y un después de la televisión. La telerrealidad empieza a ser ya una vieja costumbre, pero nunca hasta ahora la televisión había llegado tan lejos. No es que no lo hubiera sugerido: en España, por ejemplo, hemos tenido casos de concursantes de reality que revelaron un cáncer (en Pekín Express, sin ir más lejos), o que entraron en dinámicas más o menos truculentas, que les llevaron a tener que abandonar los concursos, incluso antes de que empezaran, como el caso de un concursante de “La vuelta al mundo”, al salir a la palestra que había estado en la cárcel por matar a sus padres cuando era joven. Otros ejemplos son programas como "El juego de tu vida", "La caja", y sun sinfín de ellos que no hace falta nombrar porque son conocidos por todos.

Muchos analistas creen que estas circunstancias pueden ser desconocidas, pero otros apuntan que algunas, aunque quizás no una enfermedad, podrían llegar a buscarse expresamente para generar morbo y aumentar la atención de los medios y de los espectadores. Todos los reclamos son pocos: la cuestión está en dónde se pone el límite al reclamo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario